No voy a meterme en el terreno de las palizas y los pelotazos injustificados de algunas fuerzas de seguridad. Todos sabemos más o menos las abas que se cuecen entre las paredes de cualquier comisaría. Ahora, más bien, pienso en aquellos que conforman estos cuerpos, porque ya se puede intuir que aquellos que ingresan en sus filas no lo son, en su mayoría, vocacionales.
Éste es el individuo X, que formó su ideología a base de no pensar, de tal forma que con quince años se autoproclamaba batasuno, al tiempo que su comportamiento iba por otros caminos (un modélico y pijo donostiarra). Al terminar la ikastola en la que pocas veces le nació hablar en su idioma patrio, se metió a estudiar Derecho, carrera que dejó, según él, por ser muy española y, por tanto, facha. Después, como no sabía qué hacer, se metió a policía municipal, no sin antes confeccionar un currículum en el que decía tener carné de conducir. Claro que no lo tenía. Así que desde entonces apatrulla la ciudad un jurista abortado con sangre supuestamente borroka, dándose piñazos con su coche de policía porque no sabe conducir (de lo que, además, se jacta). Así que es despedido...y readmitido al tiempo, no sé si con o sin carné, pero es readmitido.
Ésta es la clase de individuos que, cuando necesitemos ayuda, harán sonar la sirena de su coche para venir a rescatarnos.