martes, 10 de noviembre de 2009

El comunismo en las distancias cortas

La caída del muro no terminó con el comunismo. Si es que antes lo hubo al otro lado de éste. Se me encendió el otro día la bombilla.
Me he fijado cómo hasta el más liberal de los liberales, el más pepero de los peperos, tiende a una bondad natural entre los seres más cercanos. La generosidad emana de cualquier ser humano con algo de corazón, todo hijo y padre de vecino tiene sus momentos dulces, amistosos, generosos con los que le rodean de forma más cercana. Así que, ¿no serían éstos, de alguna forma, comunistas? Pues es una pregunta retórica la mía.
No hay mucha gente en este mierdamundo que no comparta nada, que crea al 100% en la propiedad privada, y todos dirán alguna vez a su pareja o a su hijo: lo mío es tuyo, o mi casa es tu casa.
Ah, ¿que es diferente en el momento en que se extrapola a la sociedad completa? ¿Sí? ¿En serio? Esta pregunta tampoco necesita una respuesta.

Como ha dicho aquélla: "si lo que dijo Fukuyama es cierto y este es el fin de la Historia...pues qué pena, ¿no?"

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