domingo, 14 de febrero de 2010

Goyas 2010

Aunque normalmente me repele la pantomima académica española (y cada vez más la estadounidense), y aunque el cine español es, en general, sólo correcto, este año voy a hacer mi porra particular, ya que he visto prácticamente todas las películas que concursan. Que tampoco es decir mucho: unas nominaciones repartidas entre cinco pelis no dice nada bueno del cine del país, que además ha tenido que recurrir a Argentina para tener entre las nominadas a la mejor películas del año. Mi porra, por otro lado, no va con intención de acertar lo que ocurrirá esta noche, que supongo que la cosa estará entre la genial Celda 211 y la fallida Ágora. Mi intención es más bien decir quién se merece qué. Y si alguien quiere participar antes de esta noche, adelante:

Mejor película:

Agora
Celda 211
El baile de la Victoria
El secreto de sus ojos - la mejor película del año para mi gusto, no sólo latina, sino del globo.

Mejor dirección:

Alejandro Amenábar por Agora
Fernando Trueba por El baile de la Victoria
Juan José Campanella por El secreto de sus ojos - una de esas veces en las que mejor director y mejor película lo merecen por derecho propio cada una. Propongo además un veto de un lustro para Fernando Trueba, hasta que aprenda a hacer pelis buenas.
Daniel Monzón por Celda 211

Mejor actor:

Ricardo Darín por El secreto de sus ojos
Antonio de la Torre por Gordos
Jordi Mollá por El cónsul de Sodoma
Luis Tosar por Celda 211 - Si no es el mejor actor español del momento...qué coño, lo es, y quien quiera que diga lo contrario

Mejor actriz:

Lola Dueñas por Yo, también
Maribel Verdú por Tetro
Penélope Cruz por Los abrazos rotos - aunque sea por eliminación y aunque no me cae bien, reconozco que su papel es bueno.
Rachel Weisz por Agora

Mejor actor de reparto:

Antonio Resines por Celda 211
Carlos Bardem por Celda 211
Raúl Arévalo por Gordos - un actor genial demasiado olvidado
Ricardo Darín por El baile de la Victoria

Mejor actriz de reparto:

Marta Etura por Celda 211
Pilar Castro por Gordos
Verónica Sánchez por Gordos
Vicky Peña por El cónsul de Sodoma

Mejor dirección novel:

Álvaro Pastor y Antonio Naharro por Yo, también
Borja Cobeaga por Pagafantas
David Planell por La vergüenza
Mar Coll por Tres días con la familia

Ésta la dejo vacía.

Mejor actor revelación:

Alberto Ammann por Celda 211
Fernando Albizu por Gordos
Gorka Otxoa por Pagafantas
Pablo Pineda por Yo, también - creo que, a parte de ser downie, hace de ello muy bien. Se lo daría a él, aun a riesgo de parecer demasiado políticamente correcto...

Mejor actriz revelación:

Blanca Romero por After
Soledad Villamil por El secreto de sus ojos
Leticia Herrero por Gordos - otra genial interpretación (de morena tonta) de esta peli.
Nausicaa Bonnin por Tres días con la familia

Mejor guión original:

Alberto Rodríguez Librero, Rafael Cobos por After
Alejandro Amenábar, Mateo Gil por Agora
Daniel Sánchez Arévalo por Gordos - cualquier otro ganador será un despropósito.
Pedro Almodóvar por Los abrazos rotos

Mejor guión adaptado:

Antonio Skármeta, Fernando Trueba, Jonás Trueba por El baile de la Victoria
Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría por Celda 211
Eduardo Sacheri, Juan José Campanella por El secreto de sus ojos - fabulosa adaptación, es una peli literaria y cinematográfica a la vez, visual y lírica.
Jaoquin Górriz, Miguel Ángel Fernández, Miguel Dalmau, Sigfrid Monleon por El cónsul de Sodoma


El resto de nominaciones me interesan menos, pero en general a Amenábar le daría un gallifante para que no se fuese con las manos vacías. A Fernando Trueba lo metía en prisión domiciliaria hasta que jurase por escrito que no hará semejante mierda otra vez. Creo que Sánchez-Arévalo puede darse por satisfecho con la película que ha hecho, ya que con el tiempo estaremos ante uno de los mejores directores de nuestro cine, y a Daniel Monzón le daría una palmadita en la espalda: Celda 211 es un thriller perfecto, pero Campanela se ha cruzado en su camino.

viernes, 12 de febrero de 2010

Sobre las etiquetas (De Rafa Reig)

Está cogido desde su blog en www.hotelkafka.com. Merece la pena:

Pues sí, escribo en ABCD, y muy a gusto, y me parece uno de los mejores suplementos literarios. De hecho, siempre lo he leído, mucho antes de escribir en él.

Hay quien no tiene criterio propio y juzga la calidad de la ropa, pongamos por caso, sólo por la etiqueta. Si es de Armani, es bueno.Si es de Zara, es malo. Incapaces de formarse una opinión con su propia cabeza, confían en las marcas. Eso les facilita la existencia. Este traje, ¿me gusta o no me gusta? Basta con mirar la etiqueta y ya está.

De igual modo hay quien no es capaz ni de leer ni de entender un escrito sin (mucha) ayuda, no digamos ya de formarse una opinión propia. Así que no tienen más remedio que juzgar por la etiqueta: si aparece en ABC, será reaccionario. Si lo firma Marías o alguien famoso, será bueno. Si vende muchos ejemplares, será de calidad. Si lo cita el presidente, será un buen poeta.

Para eso están las etiquetas, para facilitar la vida a esas personas que, por sí mismas, no podrían distinguir la lana del tergal ni a Javier Marías de Juan Benet.

Son personas intimidadas, con complejos, inseguras, llenas de pánico a meter la pata y decir que les gusta una chaqueta para que luego resulte que ha sido comprada en Zara. Menudo papelón, ¿verdad? El tipo de persona que no se atreve a andar sin muletas, no se vayan a tropezar y hacer el ridículo. Imagínate que un día dicen que les interesa una cosa que han leído y alguien les revela: eso lo escribió Pemán en el Arriba. Oh, Dios mío, qué gaffe tan imperdonable: ¡tierra, trágame! ¡Todo mi prestigio social y cultural se va al garete!

El mundo, ancho y ajeno, es demasiado inhóspito para esas personas. Sin mirar la etiqueta, si tuvieran que leer y pensar con su propia cabeza, su vida se convertiría en un infierno. Estos pantalones, ¿serán de buen gusto o propios de una boda de pueblo? ¿Cómo voy a saberlo yo si no sé cuánto cuestan? Esta novela, ¿será buena? ¿Me tomarán por mentecato si digo que me gusta? ¿Qué ha dicho de ella Bobelia, dónde está la etiqueta, para que por fin sepa lo que tengo que pensar? ¿Seré un hortera sin saberlo? No, imposible, porque mi ropa la compro en Armani.

Qué vida, si no hubiera etiquetas ni precio, ni tiendas de lujo y otras, en cambio, donde adquiere la muchedumbre esas ropas impresentables que usan ellos, con su característico mal gusto.

Yo llevo más de veinte años publicando y viviendo (más o menos) de mi Olivetti. Bueno, ahora de una Olympia que me regaló Chavi Azpeitia, una réplica de una Parker del 45 que me regalóVioleta y este ordenador Packard que cada día va peor. La pluma es barata, menos de veinte euros, y la venden en una pequeña papelería que hay en Barceló, pero a mí me encanta y sé por mí mismo que escribe bien: no me hace falta que ponga Mont-Blanc en alguna parte. Me gusta tanto que es la tercera que me regala, porque una la perdí en un aeropuerto y otra por quitarme la ropa donde no debía.

Esa incapacidad para leer y formarse un criterio leyendo con tu propia cabeza, esa necesidad de ir corriendo a mirar la etiqueta para no meter la pata, a mí me inspira más compasión que otra cosa, para qué negarlo, así que se lo voy a poner todavía más fácil.

También fui columnista (hace años) de La Razón. ¿Qué escribía? Lo mismo que ahora, pero da igual lo que dijera en los artículos, ¿para qué leer? Lo único importante es la etiqueta, porque, si no, hay quien es incapaz de orientarse. ¡En La Razón! Acabáramos. ¡Toma coherencia!

De nada, de nada. ¿A que así es más fácil?

¿Hace falta más?

Pues venga: también he escrito durante mucho tiempo en La Voz de Asturias.

No, perdón, eso es demasiado complicado para ciertas personas. Es como introducir el gris en un mundo en blanco y negro: ¡menudo lío!

Algo más a su alcance: ¡en la revista del Colegio de Registradores de la Propiedad! ¡Y cobrando! ¡Toma coherencia!

¿A que así es más sencillo todo?

Lo que haya escrito, por supuesto, da igual, porque nadie dice: antes escribías otras cosas, decías lo contrario. Eso no importa: sólo la etiqueta.

No hay que tomarse la molestia de leer y no lo aconsejo a esta clase de personas, porque se les complicarían mucho las cosas si tuvieran que formarse su propio criterio, en lugar de confiar en la etiqueta, que para eso está ¿no?

¿ABC? Qué va, peor todavía: ¡La Razón!

De nada. ¿A que así se quedan más a gusto?

Hay que ponérselo fácil.

Nunca he sido partidario de destrozar las ilusiones de los más pequeños, esos que aún creen en los Reyes Magos y en las etiquetas de la ropa.

¿Y si se traumatizan, eh?

Sí, por la cara que se te ha quedado ya veo que no me he explicado (no es que no lo hayas entendido):

aaaa

¿Quieres que te lo cuente otra vez?

Este era un rey que tenía tres hijas, las metió en tres botijas y las tapó con pez.

¿Quieres que te lo cuente otra vez? ¿O mejor te hago un dibujo sencillo?

martes, 9 de febrero de 2010

Santiago Arqué


¿Quién es? Pues un tipo que regenta junto a su mujer unos locales de ensayo en Zaragoza.

¿Qué hace? Comerse las sobras del resto de locales de ensayo de la ciudad, que no cumplen normativa de seguridad alguna, ni están registrados como salas de ensayo en los libros legales correspondientes.

¿Y cómo lo soluciona? Pues puedo imaginarme que, como todo Juan Nadie del mundo, habrá hecho las pertinentes reclamaciones, protestas aquí y allá, una carta al alcalde...y la respuesta habrá sido la misma respuesta que para el resto. Estimado Fulano, lamentamos decirle que. Así que ahora se ha puesto en huelga de hambre, para que así le escuchen. En esta mierda de país si no matas a dos o trabajas en la SGAE, la única forma de que te escuchen es hacer huelga de hambre. Hacerte escuchar, ir por las malas hasta la llaga de los políticos, o sea, la publicidad, la mala prensa. Así que este buen (supongámoslo bueno, aunque sólo sea por contraposición arquetípica) hombre está poniendo en riesgo su salud para que unos hombres con corbata hagan cumplir las normas que ellos mismos han impuesto. Y por el momento ya están estudiando su caso, o eso dicen...

Así funciona este sistema para el que no tiene dinero o amigos con dinero: si no te cagas en Dios, si no la montas gorda, no hay quien te tome en serio.