miércoles, 28 de julio de 2010

Un mundo mejor

Yo no he llorado de alegría, pero también se me ha quedado en el cuerpo la sensación de que hoy el mundo es un poco mejor que ayer, ahora que se han prohibido las corridas de toros en un trozo de España que cada día merece menos serlo. Y el mundo sigue siendo igual de malo, porque los que estaban en contra siguen en contra y los que estaban a favor, lo mismo, pero algo parece que cambia, quizá sentando precedente para futuras y deseables prohibiciones. Y yo también lamento que se dé una lectura política al asunto, cuando seguro que en esa iniciativa legislativa popular había de todo, pero sobre todo gente con sentido común, la cual no tiene por qué ser independentista (y si lo son todos, pues bien por ellos, una cosa no quita la otra, ni deja de tener valor el gesto).
Me quedo con dos observaciones sobre el asunto, más allá de si es adecuado y bla.
Montilla ha dicho que ha votado en contra porque está, atención, a favor de la Libertad. De ahí se pueden extraer dos lecturas: o dice que los que lo prohíben están en contra de la Libertad, o es que dejar que maten toros en plazas es estar a favor de ésta. Se le ha olvidado matizar que cree en la Libertad de los seres humanos. La de los toros es otro cantar (y hablar de "la Libertad de los toros" no es ninguna burrada, por cierto).

La otra observación, más escandalosa aunque a todo el mundo parece olvidársele, es que han hecho falta más de 150.000 firmas para que el Parlamento catalán decida que, ojo, se admite a trámite la propuesta. Ni siquiera tenía por qué salir aceptado. Al Congreso de los Diputados (el del Estado completo) han llegado alrededor de 50 Iniciativas Legislativas Populares, con el esfuerzo que ello conlleva a los que han tratado de recavar las firmas porque no hay un partido que tenga interés en hacer la propuesta. De esas 50 iniciativas, sólo dos, DOS, pasaron la aprobación de admisión a trámite. Una vez pasaron, de esas dos ninguna llegó a hacerse norma. Ésos son los mecanismos que el ciudadano tiene para ser oído políticamente.

Hoy los catalanes vuelven a demostrar que son un poco mejores que el resto. Sí, sí, mejores.

1 comentario:

G. dijo...

Oye, que no es obligatorio llorar, ¿eh?


Me gustan tus observaciones, estoy totalmente de acuerdo.

:)