miércoles, 22 de julio de 2009

Representación y educación

Aunque en España es algo extraño (algo extranjero), en otras partes del mundo se sabe bien que hay muchas maneras de hacer llegar la voz del pueblo hasta las esferas burocráticas gobernantes. Tampoco hay que ir excesivamente lejos: en los países nórdicos se hacen diferentes reuniones de ciudadanos con el fin de informar, debatir o llegar a acuerdos; en el Reino Unido las quejas, sugerencias y reclamaciones de los ciudadanos no caen en saco roto, sino que sirven de forma directa para futuras políticas; en algunas zonas de Brasil, los vecinos pueden acceder a la realización de los presupuestos anuales, si bien de forma no tan vinculante.
En España, entretanto, están prohibidos los referéndum no ratificados por el Congreso. Bizarro, ¿verdad?

Por otro lado, no hay demasiadas voces en la sociedad que se atrevan a alabar la LOGSE, más bien al contrario, los críticos son mayoría. Y las estadísticas y estudios dejan entrever, una vez más, que España está en cabeza en la carrera por el gilipollismo mayor.

Así que me pregunto, dados estos datos, y que la participación política en España es escasa (en la media, más o menos, lo cual no es decir mucho), y que los políticos son paupérrimamente valorados, y que la desafección social respecto a la política es cada vez menor, y que, a pesar de los sistemas de representación alternativa, ningún político mueve ficha (salvo el finado Llamazares) por cambiar la situación...me pregunto, entonces, ¿no será que la clase política está cómoda sabiendo que la mayoritaria y mediocre clase media es un desastre? ¿No será que están contentos creando año tras año nuevas remesas de estúpidos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que tendríamos que deshacernos del término -y por lo tanto del concepto- de "clase política". Realmente no encuentro cualidades excepcionales que se supone estar personas tienen para/por resultar electas.
Creo que los políticos espannoles son tan típicamente espannoles como el electorado: jamás reconocer y por lo tanto asumir y enmendar un error, difamar como estrategia política y, si es posible, no pegar ni sello.

Quién va a tirar la primera piedra?

Anónimo dijo...

Apunte semantico-sociológico: el término "clase" siempre hace alusión a una segmentación vertical, así que, a pesar de cualitativamente no distinguirse del espannol medio, supongo que emplear la denominación "clase" está justificada por el dinero que estos sennores -y sennoras y miembras- percien.