martes, 3 de marzo de 2009

Ah, es que son políticos

No son, en absoluto, novedosas de las presentes elecciones ciertas tendencias de los políticos a ser una mierda sin palabra ni principios ni verdadera vocación. Pero a mí me ha servido para volver a desengañarme un poquito más (si bien no demasiado, ya que ninguno de éstos tiene mi voto). Me refiero, concretamente, a dos:
Francisco López (como leía por ahí) ha reiterado durante la compaña, por su boca y la de sus ayudantes (como Fernando Madina) que no pactará con los agresores estatales fascistas (el PP, quiero decir), pero ahora, todos lo sabemos, hará lo que haga falta para ser lehendakari. Pactaría con el Diablo, de no ser porque no se presenta en partido político. Veremos qué pasa. Lo que está claro es que ya está diciendo Diego.
La otra se ha dado tanto en Euskadi como en Galicia, se dio en las pasadas elecciones, y se dará en las siguientes. Los políticos han venido a jugar. Ya sabemos que sus promesas no valen nada, que en cuanto tengan el bastón harán lo que les dé la gana, pero coño, pierden toda su credibilidad cuando, una vez han fracasado, los líderes se marchan, recogen los trastos y se van de la escena política, aduciendo, dependiendo de la jeta del tío, que ahora sólo estorban al partido, que asumen la responsabilidad de la derrota...
Cuidao, que no estoy diciendo que el líder deba quedarse para siempre, pero joder, que no sean tan descaraos. Tourinho y Ziarreta esta vez, en las anteriores elecciones Llamazares (y sin embargo éste aguantó palos durante mucho tiempo), y poco le faltó a Rajoy, que será el siguiente en caer (supongo que en 2012). En algunos casos se puede comprender más que en otros. Sería lógico que este último empiece a escaparse, porque ha perdido ya dos elecciones. Sabemos de sobra que no gusta. Pero otros...¿Miguel Sebastián? Pero por dios, ¿qué es eso de poner a un puto desconocido, dejarlo fracasar y que después abandone (o le hagan abandonar), como si la suerte que ha venido a probar no hubiese estado de su lado?
Sólo un cínico (y un poco gilipollas y ciego) podría decirme que no hay que ser tan duros con los políticos, o que hay que entender sus decisiones: son personas que se dedican a servir a la sociedad, que reciben muchísimo dinero por unas funciones que, efectivamente, lo valen. Por tanto, el esfuerzo debe ser acorde a ello.

Sí, todo esto en teoría, se me ha olvidado decirlo.

No hay comentarios: